lunes, 4 de agosto de 2014

EL PERDÓN ALIGERA NUESTRAS CARGAS EN NUESTRO LARGO CAMINAR POR LA VIDA

   "PERDONAR ES HACERNOS UN FAVOR A NOSOTROS MISMOS"


Esta es sin duda alguna la asignatura más difícil de nuestras vidas, ejercitar el perdón es harto complicado cuando el daño recibido es casi irreparable. Pero es posible perdonar, debemos hacerlo por el bien de nuestra salud emocional y física, ya que el rencor es un lastre en nuestra vida que nos amarga la existencia y nos impide vivir en armonía, el perdón es liberador y sanador. El rencor está muy unido al miedo y es un don que debemos renovar y ejercitar cada día. 
El poder comprender que la mayoría de conductas humanas consideradas perversas y dañinas no son más que el resultado de enfermedades psíquicas y que, a su vez, esas enfermedades han tenido su origen en un pasado quizá traumático o en un trastorno biológico, nos permite la posibilidad de sentir compasión y declarar inocente a esa persona que tanto nos hizo sufrir. Sanar las memorias de las heridas subconscientes de nuestro pasado es fundamental para tener una vida emocional y físicamente sana y eso solo se consigue mediante el perdón: cuando perdonamos, no lo debemos hacer por el bien de quien nos ha dañado, sino por el nuestro. 
Al perdonar nos liberamos de una carga emocional negativa que lastra nuestras vidas y amarga nuestra existencia.
 Las almas que guardan rencor y desean venganza son almas atormentadas e infelices, son almas muertas en vida. Está comprobado médicamente que el rencor, además de atormentarnos y enfermar nuestra mente, también enferma nuestro cuerpo: los odios y rencores hacen que nuestro sistema inmune esté más indefenso y, por lo tanto, sea más propenso a las enfermedades. Perdonar es, pues, más que un deber para con aquellos que nos han dañado: una obligación para con nosotros mismos para conservarnos sanos emocional y físicamente. 

Lusa Guerrero

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